martes, 5 de diciembre de 2017

#LMBP

Mi Pasado es mío

Porque caminé solitario.
Porque cada experiencia vivida me permitió aprender a amar de una forma diferente.
Porque las personas que pasaron por mi camino me enseñaron a ver la vida a través de mis propios ojos.
Porque lo que quedó atrás me preparó para lo que estoy viviendo.

Mi Presente es tuyo

Porque te encontré sin que te buscara.
Porque me doy cuenta de que caminar a tu lado hace que me sienta en paz con mi realidad.
Porque has logrado darle luz a un camino lleno de oscuridad.
Porque sentir tu energía circulando por mi aura hace que comprenda el verdadero significado de la felicidad.

El Futuro es nuestro

Porque hemos decidido fusionar nuestros caminos.
Porque nos dimos cuenta de que, aún en la distancia, podemos llegar a enamorarnos.
Porque nuestra felicidad es aún más grande cuando nuestras almas se fusionan.
Porque decidimos construir nuestro mundo real.

jueves, 6 de mayo de 2010

¿Y qué Culpa Tengo yo?

¿Y qué culpa tengo yo? – le dijo a ella.

Ella simplemente se quedó mirándolo como si nada pasara. Como si estuviera viendo un cuadro.

– ¿Qué culpa tengo yo que disfrute tanto de tu compañía? Que disfrute de cada momento vivido contigo. Que disfrute de cada beso, de cada abrazo. Que disfrute de cada palabra que pronuncias. Que disfrute de cada cosa que dices. Que disfrute con cada movimiento que das. Que disfrute sólo con verte a los ojos y sentirme tranquilo y en paz.

No, no tengo la culpa. Simplemente pasó. Pasó y yo no me di cuenta. Tocó a la puerta y no sé en qué momento se quedó conmigo. Sin embargo, fueron días tranquilos. Llenos de luz y alegría. –

Él bajo la cabeza por un momento, cerró los ojos y suspiró. Un suspiro profundo que le llego al alma y le disipó todas las nubes. Luego, la miró a los ojos, a esos ojos en los que tantas veces se había sumergido.

– Sabes, ahora que lo pienso sí tuve la culpa. Tuve la culpa de precipitarme. Soy culpable de no vivir el presente y buscar las respuestas en el futuro. Soy culpable de quererte buscando algo a cambio. Soy culpable de perderte y que te alejes de mí. Ahora lo entiendo todo. Fui un tonto al no valorar lo que me estabas ofreciendo. Porque me lo dabas generosamente, nunca pediste nada a cambio y siempre fuiste transparente. Y de corazón te lo agradezco. No sé qué más decirte. –

Al terminar, él la abrazó. Un abrazo sincero, sin ataduras. Ella le respondió el abrazo de la misma manera. No quería alejarse, no quería perderlo. Así que lo miró a los ojos y le dijo muy suavemente:

– Tranquilo, siempre podrás contar conmigo. – Y le dio un abrazo eterno que él siempre llevó consigo.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Confesiones

Miro al cielo y busco una razón para vivir,
pero me doy cuenta que allí no la voy a encontrar.
Pasan las horas y me doy cuenta de que perderte
es realmente una de las cosas más dolorosas.

Miro hacia el mar y encuentro el brillo de tus ojos
reflejado en cada ola, en cada espuma, en cada gota.
Es difícil estar alejado de tu presencia y tu energía,
esa que hace que mi alma vibre y que mi mundo cambie.

El tiempo, ¿realmente qué es el tiempo? Es algo relativo,
es un instante en el que el mundo deja de ser mundo.
Confieso que estando contigo el tiempo no importa,
lo que realmente importa es tu presencia, tu perfume.

Confieso que duele tu ausencia porque duele demasiado,
y yo que pensé que la carga sería ligera y grata.
Me gustas más de lo que te imaginas y más de lo que quisiera,
pero aun así, confieso que me alegra que eso suceda.

Tengo una confesión que hacerte: me fascina tu presencia,
¿podrías por favor compartirla más seguido conmigo?
Sólo quiero escuchar tu voz una vez más, mirar tus ojos
y sumergirme en tu sonrisa, vivir en tu alma y en tu recuerdo.

Déjame

Ya que no puedo bajarte el sol,
déjame iluminar tu vida
y calentarte con mis brazos.

Ya que no puedo bajarte la luna,
déjame ser parte de tu noche
y ser el guardián de tus sueños.

Ya que no puedo bajarte las estrellas,
déjame guiarte en tu camino
e iluminar tus noches más oscuras.

Ya que no puedo ser el viento,
déjame jugar con tu cabello
y acariciar tu piel con mi aliento.

Déjame entrar en tu vida,
déjame ser parte de ti,
déjame vivir eternamente a tu lado.

Desde esta Soledad

Desde esta soledad
Tu recuerdo acompaña mis días
Y mis noches son más placenteras
Cuando pienso en ti.

Tu rostro angelical
Está conmigo aunque tú no lo estás
Y es él el que me da fuerzas
Para seguir adelante.

No sé cómo explicarte
Pero lo que siento por ti es tan grande
Que aunque te lo dijera en dos palabras
No lo abarcaría todo.

Desde esta soledad
Me pregunto cómo hacer para verte
Y en mis sueños está la respuesta
A todas mis preguntas.

Ahora nace en mí
Un sentimiento tan grande
Que es imposible describirlo
Y con sólo mis acciones te darás cuenta
De lo que guardo en secreto muy adentro.

El Renacimiento

Él llega en su caballo, se detiene en la base de la torre y desmonta, mira hacia arriba y la busca a ella; cuando la encuentra grita con todas sus fuerzas su nombre y se da cuenta que cuando lo hace la pequeña caja que lleva en su mano vibra fuerte y rápidamente.

Ella se asoma por el balcón y lo ve allí de pié. Lo invita a pasar. Él sube las escaleras rápidamente, pero cuando llega a la habitación de ella se da cuenta que ya no es tan fuerte como antes, siente que la vida lo abandona. Cuando ella abre la puerta lo ve allí en el piso, sin espada y sin armadura, lo ve triste y abandonado, destruido y sin vida pero aferrado fuertemente a una pequeña caja que vibra lentamente.

Ella lo contempla en silencio por un momento, le da vuelta y se sorprende con lo que ve: allí donde debería estar el corazón tiene un hueco. Toma la caja y la abre revelando ante ella algo que la deja horrorizada: es el corazón de su caballero, aquel que se encuentra en el suelo tendido.

Ante este acto de locura por parte de aquel a quien ella adora, lo toma entre sus brazos y lo acuesta suavemente en su cama y con manos milagrosas devuelve el corazón al lugar donde pertenece y así vuelve a darle vida al moribundo.

Cuando él abre los ojos la mira y le sonríe. Le dice lentamente que ha venido a traerle su corazón como señal de su amor. Ella acaricia su rostro y le dice con voz dulce que ¿de qué sirve su corazón cuando el dueño de él muere? Le pide que él se convierta en el custodio de su corazón y a donde él vaya ella siempre estará a su lado.

Él cierra los ojos y por un instante parece muerto. Al momento vuelve con un nuevo brillo en los ojos. Toma las manos de ella entre las suyas, las besa y se siente. Así él se da cuenta que su princesa es su razón de ser y que su corazón late con fuerza cuando ella está a su lado. La abraza y se siente renovado, porque ha caído en la cuenta de que con ella se siente feliz, fuerte; porque ella es el centro de su universo. Se da cuenta que ella lo es todo en su vida.

Miro Otro Nuevo Amanecer

El día envejece sobre las montañas.
El sol se oculta y abandona el mundo.
Y yo aquí de pié pienso en ella.
Miro otro nuevo atardecer.

Aunque el día muera y la noche llegue,
mi amor por ella se fortalece,
no muere con el sol prófugo,
nace de nuevo con la luna peregrina.

Miro otro nuevo atardecer
y recuerdo sus ojos contemplándome
y yo me entrego a su magia
mientras ella me regala mis alas.

Vuela alto y yo junto a ella.
Me enseña otros atardeceres,
una explosión deslumbrante de colores
y miro otro nuevo atardecer.