miércoles, 5 de agosto de 2009

Confesiones

Miro al cielo y busco una razón para vivir,
pero me doy cuenta que allí no la voy a encontrar.
Pasan las horas y me doy cuenta de que perderte
es realmente una de las cosas más dolorosas.

Miro hacia el mar y encuentro el brillo de tus ojos
reflejado en cada ola, en cada espuma, en cada gota.
Es difícil estar alejado de tu presencia y tu energía,
esa que hace que mi alma vibre y que mi mundo cambie.

El tiempo, ¿realmente qué es el tiempo? Es algo relativo,
es un instante en el que el mundo deja de ser mundo.
Confieso que estando contigo el tiempo no importa,
lo que realmente importa es tu presencia, tu perfume.

Confieso que duele tu ausencia porque duele demasiado,
y yo que pensé que la carga sería ligera y grata.
Me gustas más de lo que te imaginas y más de lo que quisiera,
pero aun así, confieso que me alegra que eso suceda.

Tengo una confesión que hacerte: me fascina tu presencia,
¿podrías por favor compartirla más seguido conmigo?
Sólo quiero escuchar tu voz una vez más, mirar tus ojos
y sumergirme en tu sonrisa, vivir en tu alma y en tu recuerdo.

Déjame

Ya que no puedo bajarte el sol,
déjame iluminar tu vida
y calentarte con mis brazos.

Ya que no puedo bajarte la luna,
déjame ser parte de tu noche
y ser el guardián de tus sueños.

Ya que no puedo bajarte las estrellas,
déjame guiarte en tu camino
e iluminar tus noches más oscuras.

Ya que no puedo ser el viento,
déjame jugar con tu cabello
y acariciar tu piel con mi aliento.

Déjame entrar en tu vida,
déjame ser parte de ti,
déjame vivir eternamente a tu lado.

Desde esta Soledad

Desde esta soledad
Tu recuerdo acompaña mis días
Y mis noches son más placenteras
Cuando pienso en ti.

Tu rostro angelical
Está conmigo aunque tú no lo estás
Y es él el que me da fuerzas
Para seguir adelante.

No sé cómo explicarte
Pero lo que siento por ti es tan grande
Que aunque te lo dijera en dos palabras
No lo abarcaría todo.

Desde esta soledad
Me pregunto cómo hacer para verte
Y en mis sueños está la respuesta
A todas mis preguntas.

Ahora nace en mí
Un sentimiento tan grande
Que es imposible describirlo
Y con sólo mis acciones te darás cuenta
De lo que guardo en secreto muy adentro.

El Renacimiento

Él llega en su caballo, se detiene en la base de la torre y desmonta, mira hacia arriba y la busca a ella; cuando la encuentra grita con todas sus fuerzas su nombre y se da cuenta que cuando lo hace la pequeña caja que lleva en su mano vibra fuerte y rápidamente.

Ella se asoma por el balcón y lo ve allí de pié. Lo invita a pasar. Él sube las escaleras rápidamente, pero cuando llega a la habitación de ella se da cuenta que ya no es tan fuerte como antes, siente que la vida lo abandona. Cuando ella abre la puerta lo ve allí en el piso, sin espada y sin armadura, lo ve triste y abandonado, destruido y sin vida pero aferrado fuertemente a una pequeña caja que vibra lentamente.

Ella lo contempla en silencio por un momento, le da vuelta y se sorprende con lo que ve: allí donde debería estar el corazón tiene un hueco. Toma la caja y la abre revelando ante ella algo que la deja horrorizada: es el corazón de su caballero, aquel que se encuentra en el suelo tendido.

Ante este acto de locura por parte de aquel a quien ella adora, lo toma entre sus brazos y lo acuesta suavemente en su cama y con manos milagrosas devuelve el corazón al lugar donde pertenece y así vuelve a darle vida al moribundo.

Cuando él abre los ojos la mira y le sonríe. Le dice lentamente que ha venido a traerle su corazón como señal de su amor. Ella acaricia su rostro y le dice con voz dulce que ¿de qué sirve su corazón cuando el dueño de él muere? Le pide que él se convierta en el custodio de su corazón y a donde él vaya ella siempre estará a su lado.

Él cierra los ojos y por un instante parece muerto. Al momento vuelve con un nuevo brillo en los ojos. Toma las manos de ella entre las suyas, las besa y se siente. Así él se da cuenta que su princesa es su razón de ser y que su corazón late con fuerza cuando ella está a su lado. La abraza y se siente renovado, porque ha caído en la cuenta de que con ella se siente feliz, fuerte; porque ella es el centro de su universo. Se da cuenta que ella lo es todo en su vida.

Miro Otro Nuevo Amanecer

El día envejece sobre las montañas.
El sol se oculta y abandona el mundo.
Y yo aquí de pié pienso en ella.
Miro otro nuevo atardecer.

Aunque el día muera y la noche llegue,
mi amor por ella se fortalece,
no muere con el sol prófugo,
nace de nuevo con la luna peregrina.

Miro otro nuevo atardecer
y recuerdo sus ojos contemplándome
y yo me entrego a su magia
mientras ella me regala mis alas.

Vuela alto y yo junto a ella.
Me enseña otros atardeceres,
una explosión deslumbrante de colores
y miro otro nuevo atardecer.

Deseos

Cuando él miró al cielo y vio aparecer una estrella fugaz, cerró los ojos y pidió un deseo con todas las fuerzas de su ser: - Dios mío, envíame un ángel con quien compartir esta mortalidad. - Al cabo de un tiempo, volvió a abrir los ojos y al hacerlo la vio allí de pie, tan hermosa como siempre y aunque la conocía de toda la vida y eran los mejores amigos, esta vez la vio de una forma diferente.

Se acercó a ella. Sus ojos parecían brillar de una forma distinta, más vivos, más emotivos, más alegres. La tomó de las manos y ella se acercó para abrazarlo, así estuvieron varios minutos, abrazados, sintiéndose el uno al otro y traspasándose su energía.

Fue en ese mágico momento cuando él comprendió todo. Fue en ese misterioso momento cuando ella entendió lo que le sucedía. Se amaban profundamente. Se desprendieron del abrazo, él acarició su rostro, acerco el suyo y la besó en los labios. Un beso tierno, romántico. Luego él miró al cielo y gritó: - Gracias Dios mío. - Ella lo miró al él, sonrió y dijo: - Gracias Padre mío. - El bajó de nuevo los ojos y se quedó contemplándola un poco extrañado por lo que ella dijo, porque lo que él no sabe es que cuando ella vio la misma estrella fugaz dijo: - Padre, renuncio a estas alas y a esta inmortalidad porque amo a un mortal – se volteó, lo miró a él y dijo de nuevo: - Lo amo a él. –

Tarde de Luna

Y allí la vi. Estaba parada mirando hacia el horizonte. La brisa acariciaba su cabello y lo hacía bailar sobre sus hombros. La tarde caía sobre el mar y el sol besaba las olas preparándose para ir a dormir. Llevaba puesto aquel vestido que cubría juguetonamente su diminuto bikini y que la hacía ver infinitamente bella. Yo me quedé parado contemplándola durante un largo rato. Grababa en mi memoria cada movimiento que ella hacía y éstos me parecían diferentes, nuevos y sublimes.

Luego de este momento de catarsis, me acerqué a ella y le dije con voz suave – ¿esperas a alguien? – Ella, en ese momento, se dio vuelta y allí me vio, una sonrisa se dibujó en sus labios haciendo brillar su rostro. Me miraba fijamente a los ojos con esa mirada que desarma a cualquiera y que llena todo vacío. No sabía si besarla, abrazarla o simplemente seguirla contemplando. Ella me dijo, acercando sus labios a mi oído y con un hilo de voz – si, te esperaba a ti y aquí estás. Gracias por venir. – Yo le respondí – vine tan pronto colgaste. ¿Qué puedo hacer por ti? – Me temblaba la voz y movía las manos nerviosamente. Ella, al verme tan inquieto, me abrazó. Al principio no supe qué hacer, ella me gustaba mucho y ya varias veces se lo había hecho saber, pero esta era la primera vez que ella me demostraba que yo también le interesaba. Me dejó mudo por unos pocos segundos, luego hundí mi cabeza en su hombro, la rodeé con mis brazos fuertemente y me dejé transportar hasta su mundo. Tomó mi rostro entre sus delicadas manos, acercó sus labios a los míos y me regaló un beso celestial, perfecto. Luego de unos minutos que parecieron una eternidad lo entendí todo incluso antes de que ella dijera esas palabras que nunca voy a olvidar – te pedí que vinieras porque tengo algo muy importante para decirte. – La miré a esos ojos como diamantes y le dije – claro, te escucho – se arregló el cabello detrás de las orejas, me miró fijamente y con voz clara, fuerte y casi en un grito me dijo – Te amo desde el primer día en que te vi. Pensé que no te volvería a ver después, pero te encuentro aquí y no pude creerlo. Quiero amarte hasta morir, quiero amarte hasta la eternidad y más allá – yo me quedé con los ojos muy abiertos, la tomé de las manos, la cerqué a mí y le dije al oído – Yo también te amo, también te amo desde esa primera vez que te vi y tu rostro quedó grabado en mi alma. Estoy dispuesto a entregarte mi alma, mi cuerpo y mi corazón porque voy a amarte hasta el final de los tiempos – Después de esto, la amé hasta que ya no me quedaron fuerzas para amarla más. Después de esto, ella me amó hasta que dio su último respiro.

Fantasma del Pasado

Cuando abrió la puerta lo vio allí de pie. El color de su piel había cambiado, ya no era morena como antes; ahora era de un blanco reluciente. Sus ojos habían dejado de tener el brillo, la profundidad y la alegría de antaño; ahora eran tristes, oscuros y parecían no mirar a ningún lado.

Ella lo miró asombrada y le dijo: - ¿qué te pasa que te ves tan cambiado? Te ves triste, parece que estuvieras muerto. -

El la miró a los ojos y ella se sintió aterrorizada al no ver ningún tipo de expresión en su rostro ni en sus ojos, ni siquiera en su voz cuando él le dijo: - vengo a invitarte a mi funeral, deseo que estés ahí para que veas en lo que me he convertido por tu culpa. Porque desde que tú te fuiste y te alejaste para nunca más volver, mi alma se ha marchitado lentamente y ha muerto y con ella, he muerto también. Porque tú me mantenías vivo y me dabas fuerzas para seguir adelante. -

Ella, muy angustiada, le dijo: - ¿cómo puedes decir eso? Nunca me he alejado y he estado pendiente de ti todo el tiempo. Sabes que te quiero y que eres importante para mí; contigo aprendí muchas cosas bellas y nunca voy a conocer a nadie que me haga sentir como tú me hiciste sentir. -

El aún la miraba. Al escuchar estas palabras de labios de ella, él cerró sus manos formando dos puños, su cuerpo empezó a temblar, en su cara se dibujó una mueca horrenda mezcla de tristeza y rabia y en sus ojos se encendió una llama que mostraba claramente lo que en su rostro se acababa de esbozar. Alzando los puños hacia el cielo, gritó: - ¡¡¡MENTIRA!!! Desde que te fuiste me has arrojado a los más recónditos parajes de tu corazón, de tu alma y de tu pensamiento; lugares oscuros, tristes, siniestros, húmedos y fríos; parajes que nunca visitas y que no sabes siquiera que existen; pero, ¿sabes una cosa? no te odio ya que no puedo hacerlo, - le dijo ya más tranquilo volviendo a su estadio de total inexpresión - simplemente he decidido morir para ti y para tu recuerdo. Luego de esto, reviviré de mis cenizas, así como lo hace el Fénix, y tu recuerdo pasará a ser sólo eso, un simple recuerdo. Pero no volveré a buscarte ni a acercarme y no seré para ti otra cosa que un fantasma del pasado que rondará a tu lado para hacerte recordar que alguna vez alguien te amó como nunca nadie te ha amado, te ama o te amará. No digo más y con esto me despido. Adiós la mia principessa. -

Y después de decir esto, desapareció para siempre a la espera de volver a encontrarse con ella en un futuro, porque lo que nunca quiso decir era que nunca había perdido la esperanza de estar de nuevo junto a ella y nunca la perderá.

Palabras y Sentimientos

Hay palabras que nacen del corazón:
Te quiero, te extraño, te pienso,
te necesito, eres importante para mí.

Te quiero por lo que eres,
porque me has brindado tu amistad,
el tesoro más grande de la Tierra
y que cualquier mortal desea tener.

Te extraño porque alegras mi tierra,
haces vibrar el aire que me rodea
y tu risa hace que me olvide,
al menos por un momento, de mi amarga soledad.

Te pienso porque inspiras estas palabras.
haces que estas líneas fluyan
para escribirte lo que siento
y no soy capaz de decirte.

Te necesito porque haces más fácil
levantarse en las mañanas;
porque por sólo querer sentirte
vale la pena vivir un día más.

Eres importante porque eres grande,
porque tu amistad me abriga,
me acompaña y me cobija
cada noche fría antes de dormir.

Búsqueda

Desgarro la noche
y busco al sol detrás de ella.
Busco una luz que me ilumine
el sendero que debo seguir
para llegar a ti.

Desgarro la ruidosa ciudad
y busco al silencio detrás de ella.
Busco la melodía perfecta
que logre por fin
poner en orden mi mundo.

Desgarro la pesada soledad
y te busco detrás de ella.
Busco, al menos, tu silueta;
la imagen de un ángel
que dejé volar antes de morir.

Algo Extraño

- ¿Qué es lo que más extrañas de mi? - le preguntó ella apenas lo vio entrar en su casa. Él la miró a los ojos, le tomó sus manos y le dijo suavemente con la voz a punto de quebrársele en un llanto. - ¿Lo que más extraño de ti? extraño tus ojos, tus labios, tu cabello agitado por el viento, la suavidad de tu piel, tu sonrisa, tu risa, esa que era una melodía para mis oídos, tu voz diciéndome “te amo”, la tristeza de dejar de verte y la alegría de volver a estar a tu lado, la tranquilidad que me dabas, saber que cada día que me levantaba tu ibas a estar pensando en mi, sentirme un gigante cuando estaba a tu lado, creer que la vida era más sencilla si tu caminabas junto a mí. Pero, ¿sabes algo? Tal vez no es eso lo que extraño de ti, realmente; lo que en verdad extraño es que, cuando me mirabas a los ojos, me sentía realmente vivo porque veía en tu alma que realmente me amabas. -

En ese momento, se esfumó en el aire como un fantasma, porque sin ella, él ya no era nadie, ya no estaba vivo.

En las noches de soledad y melancolía, mi única compañía eres tú.

En mis momentos de dificultad y desequilibrio, mi único apoyo eres tú.

Tu recuerdo me acompaña en todo momento y mi espíritu se alegra de ello.

Tu espíritu está conmigo a cada instante y me siento seguro con él a mi lado.

Sólo cuando tú estás a mi lado, me siento alegre.

Sólo cuando camino junto a ti, siento que mis pasos van a algún lado.

Porque tú eres mi inspiración, mi amiga, mi compañera, todo lo eres tú.

Toma mi Mano

Nunca imaginé llegar a conocer
A una mujer tan especial como tú,
Que sea capaz de regalar una sonrisa
Y, con eso, hacer que mi ambiente
Se convierta en un lugar más cálido.

Tu alma posee una enorme energía
Que no hace más que proyectarla
Llenando los espacios vacíos de mi mundo:
Irradias tanta energía, que logras que mi alma,
Al estar contigo, sienta una tranquilidad inmensa.

Déjame brindarte mi amistad,
Tenderte mi mano para apoyarte,
Que cuentes conmigo siempre que lo necesites,
Mis oídos están dispuestos a escucharte,
Yo estoy dispuesto a aconsejarte.

Dame la oportunidad de conocerte,
Regálame la posibilidad de observarte,
Toma mi mano, con fuerza y confianza,
Dame la oportunidad de entrar en tu mundo
Y ser tu mejor amigo.

Refugio

Aquí, sentado en un rincón,
Siento que mi refugio es tranquilo
Plácido y lleno de colores.

Supongo que he luchado,
Trabajado, llorado y reído
Para construir este pequeño lugar.

Aunque a veces este refugio
Suele enfriarse y mengua la hoguera,
Busco la manera de no dejarla extinguir.

Me muevo, busco y rebusco leña,
Me aferro a esta pequeña llama
Como si fuera mi propia vida.

Días difíciles pasé en esos momentos,
Y aunque a veces quisiera huir,
Mi vida no sería la misma fuera de él.

El amor que le tengo
Es lo que no me deja ir,
Por él daría la vida.

Ahora lo observo y contemplo,
Veo que ha cambiado,
¿Qué le ha pasado a mi refugio?

Claro que no siempre es así,
Hay días en que la hoguera
Logra derretir el hielo y calentar el ambiente.

Cuando esto sucede,
Los días pasan llenos de alegría,
Son eternos y especiales.

Y aunque las llamas toquen el techo,
Yo sigo buscando leña para alimentarlas;
Que nunca se extinga esta hoguera.

El amor que le tengo
Es el que me ha enseñado a vivir en él,
A sentirme único en este mágico lugar.

Los mejores días de mi vida
Los he pasado en estas paredes,
Ojalá estos días sean eternos.

A este refugio lo amo infinitamente,
Es la razón por la cual vivo,
En él, mis sueños se volvieron realidad.

En su techo cuelgan alegres
Millones de estrellas brillantes
Y una luna eternamente llena.

Son la luz que alumbra este refugio
Cuando la oscura noche
Cubre con su manto el mundo.

En sus paredes están colgadas
Las flores más hermosas
Que con su aroma impregnan el aire.

Las paredes son tan suaves y tersas
Como los pétalos de una flor
Cuando llegan a la cumbre de su belleza.

Tengo en un rincón sembradas millones de flores
Que impregnan el ambiente con su aroma
Y lo hacen aún más confortable y plácido.

Este refugio no está en ningún mapa,
No está en algún lugar físico,
La verdad, mi refugio, eres tú.

Sigue manteniendo el calor del refugio,
Aviva la llama que hay en él
Y viviré eternamente en ti.

Gracias por ser mi refugio,
Por darme seguridad y resguardo,
Gracias por dejarme ser tu centro.
TE AMO

Reflejos de Luna

Te has convertido en una inspiración para mi alma,
y es que el recordar tu nombre, ese sólo hecho,
pone a mover mis entrañas, iluminar mi día y aclarar mi mente.

Anoche, mientras contemplaba la luna intentando imaginarte,
pude ver claramente cuán bella y especial eres,
y fue en ese preciso instante cuando me di cuenta que eres única.

Fue cuando me pregunté qué es lo que más me atrae de ti,
y no supe responder si era tu alegría o tu sencillez o tu carisma,
ahora que lo pienso, es todo eso y muchas otras cosas.

Contemplaré la luna intentando verte y sus reflejos
me hablarán de ti y de tu cálida alma,
recordaré sus palabras y las guardaré hasta que pueda reconocerte.

Recuerdos

Sentado aquí, en cualquier parte, pienso en ti, y vienen a mi cabeza aquellos recuerdos en donde solo aparecemos tú y yo, cogidos de la mano y hablando de cosas del amor; pero aparecen recuerdos tristes también, y mi felicidad se convierte en tristeza; pero en todo momento tu cara angelical está grabada en mi cabeza como un tatuaje que nada ni nadie podrá borrar.

En este momento me pregunto: ¿podré esperar algo de ti? resuenan en mi cabeza aquellas palabras que dijiste esa noche, cuando los dos estábamos solos, y nuestra única compañía era la naturaleza que nos rodeaba: “no quiero herir a nadie en este momento, y creo que estamos bien como estamos”. En ese momento sentí que una espada atravesaba mi corazón y derramaba aquel líquido que todo hombre guarda cuando una mujer le gusta: la esperanza. Pero yo siempre vuelvo a recogerlo y lo guardo sólo para ti.

En mi cabeza existen muchos recuerdos tuyos, algunos buenos, algunos malos; pero todos los guardo como tu única personificación ante mí. Para mí son más que un tesoro valioso; son casi mi vida misma.

Te recuerdo en todo momento amada mía, chiquita.

Mundo Ven a Mi

Mundo ven a mí,
Trae contigo alegría,
Esperanza y prosperidad.

Ven y no me abandones,
Vuelve para quedarte
Y abrazarme con tu dulzura.

Regálame una mirada penetrante,
Una caricia reconfortante
Y un beso que me transporte.

Mundo ven a mí,
Quiero vivir en paz,
Tranquilidad y humildad.

Vivir en un mundo más tranquilo,
Lleno de momentos alegres
Y miradas más tranquilas.

Recíbeme entre tus brazos
Y dame la oportunidad de crecer
Siendo cada vez mejor.

Mundo ven a mí,
Trae contigo el amor,
La sabiduría y la razón.

Espera

Cuando estoy contigo me siento volar entre nubes, siento llegar a lo más alto y veo desde allí la grandeza de la tierra.

Pero cuando te vas de mi lado veo como la oscuridad se apodera de mí, y la soledad se convierte en mi mejor amiga.

Solo cuando estoy contigo puedo ver la claridad de la vida, el esplendor de la existencia, todo gracias a ti.

Ahora que todo está perdido, siento cómo se derrumba todo a mi lado, como un castillo de naipes cuando sopla el viento.

Gracias a ti, mi vida se ha convertido en un martirio y vivo entre dos espadas, esperando aquel momento en que vuelvas junto a mí.

Historia de Amor en Cuatro Actos

PRELUDIO

La primera vez que te vi, tu rostro estaba iluminado por una bella sonrisa. Decidí entonces ver más allá y me fijé en tus ojos, profundos como el mar, azules como el cielo y brillantes como el más fino de los diamantes y fue allí en donde me di cuenta de la maravillosa alma que guarda tu cuerpo y desde entonces me propuse conocerte para poder sumergirme en tus ojos, quedarme en tu recuerdo y habitar tu alma; pero, ¿por donde debía empezar?

PRIMER ACTO

Largas horas estuve meditando la manera más sencilla para acercarme a ti. Opté por hacerlo personalmente; varias veces lo intenté, pero mi extremada timidez y tu dolorosa indiferencia opacaron mis esfuerzos; fue mi primera derrota, pero no me di por vencido. Decidí enviarte bellos unicornios blancos, algunos caballitos alados y unos pocos delfines de colores. Por sólo unos días te fijaste en mí, pero me di cuenta que con grandes acciones no iba a lograr nada; aún no me daba por vencido. Fue en este momento cuando me di cuenta que dejando volar la infinidad de mariposas multicolores que estaba guardando, tus ojos se encontrarían con los míos; aquellos pequeños detalles lograron romper tu indiferencia y acabar con mi timidez y, por primera vez, nuestras almas se acercaron.

SEGUNDO ACTO

Los días pasaban y nosotros nos acercábamos cada vez más. Al principio las cosas no fueron fáciles; aunque logré sumergirme en tus ojos y las horas contigo eran más largas, tú te mantenías a la defensiva. Tuve que jugarme el todo por el todo y fue entonces cuando me mostré sin máscaras, de la forma más cristalina posible y tú me abriste las puertas de la amistad verdadera; luego de esto, compartimos momentos maravillosos, crecimos y maduramos juntos, nos complementamos mutuamente y nos convertimos en confidentes, en los mejores amigos del mundo.

TERCER ACTO


Fuiste tú quien dio el primer paso. Me mandaste un pequeño duende de chocolate el cual me platicó durante largas horas sobre lo que guardaba tu corazón y tu alma sobre mí. Luego te mandé una pequeña ardilla de caramelo a la que recibiste con tu corazón abierto y fue así como me quedé en tu recuerdo y comencé a luchar para poder habitar tu alma. Juntos, durante este tiempo, recorrimos vastas llanuras sembradas de hermosas flores de millones de colores y todo parecía perfecto, andábamos felices y nuestro sentimiento crecía; pero no todo tiene momentos de éxtasis, también tuvimos que atravesar hondos abismos y caminos oscuros sembrados con millones de espinas y fue en esos momentos cuando más cerca te sentí y me mostraste tu corazón y lo que él guardaba y así me convenciste para dar el último paso.

CUARTO ACTO

Aquel día en que decidí habitar tu alma, te invité a comer helado, yo sabía que te encantaba el de chocolate. Luego salimos a comer. Cuando llegamos nos sentamos y te miré fijamente a los ojos y te dije lo bella que estabas, tú me sonreíste y me tomaste de la mano. Bajé la mirada y te entregué mi corazón, tú lo tomaste y lo guardaste en tu alma, me abrazaste y me besaste. Desde entonces habito dentro de ti y tú dentro de mí. Somos uno sólo, vivimos el uno para el otro. Te amo y eso es todo.

FIN

Cuando los Héroes Mueren

Cada día que pasa,
vemos que la gente crece.
Cree que se va haciendo mayor,
pero la realidad es que su alma de niño
va envejeciendo y, con ella,
la fantasía se les escapa de las manos.

Cuando los héroes mueren,
el hombre muere con ellos.
No sabe que la vida de un niño
son sus héroes, en los cuales deposita
todas sus aventuras y los hace parte de ellas.

Sólo el hombre que nunca
deja morir a sus héroes,
merece llamarse hombre,
porque en él sigue vivo
el espíritu de aventuray la magia que caracteriza a un niño.

Cuando Estoy Contigo

Cuando estoy contigo, la vida parece distinta, bella y sin dificultades. Es cuando estoy contigo que todo a mí alrededor se convierte en un paraíso habitado sólo por nosotros. Es cuando estoy contigo que todos los seres del universo comienzan a danzar en torno a nosotros, y bailan con tanta delicadeza que me hacen acordar de cuanto te quiero, y en ese momento, comienzo a bailar para ti, y mi amor aumenta con cada compás que pasa. Cuando estoy contigo mi espíritu se llena de gozo, y mi corazón, junto con el tuyo, forman uno solo; un ente tan grande que no cabe dentro de nosotros y tiene que salir, y es cuando la gente nos mira y dice: “allí van dos enamorados”. Cuando estoy contigo también siento temor; pero es un miedo a perderte, que tu presencia se desvanezca y me vea sumergido en la más profunda oscuridad. Es por eso que cuando estoy contigo aprovecho cada segundo como si fuera el último y por esto el tiempo pareciera que no existiera, y cuando tengo que alejarme de ti, quisiera quedarme más tiempo, pero no puedo; entonces es cuando le pido al cielo que ese tiempo en que no estoy contigo sea el más corto posible. Es cuando estoy contigo que mis pensamientos se dirigen hacia ti y se graba en mi conciencia cada palabra que dices y cada expresión que haces.
Cuando estoy contigo...

Contemplaciones

Contemplo tus ojos, tan oscuros como la noche,
Tan brillantes como la luz del sol,
Tan profundos como el inconmensurable mar
Y tan alegres como la risa de un bebé.

Contemplo tu risa, tan suave como la seda,
Tan melodiosa como la música celestial,
Tan dulce como la miel recién preparada
Y tan hermosa como flor en primavera.

Contemplo tu alma, tan pura como el agua,
Tan suave como las nubes en el verano,
Tan grande como el universo entero
Y tan bella como un paisaje plasmado en un lienzo.

Te contemplo a ti, oh! ángel terrenal,
Decidiste abandonar tus alas para quedarte;
Acompáñame, quédate junto a míY dame la oportunidad de contemplarte una vez más.

Con el Corazón no se Juega

- El error más grande que he cometido, es haberte amado más de lo debido. Pero mi más grande alegría, es haber vivido contigo ese error que cometí - le gritó a él en la cara con el rostro lleno de lágrimas, rabia y de decepción.

Después de haberle dicho esto, él se marchó. Una lágrima le rodaba por la mejilla y caía al suelo, porque ella creía que lo había perdido para siempre. Se quedó allí parada viendo como él se marchaba sabiendo que en el fondo de su alma, aún lo amaba profundamente. Pero no dijo nada. Luego, caminó cabizbaja hacia su casa, haciendo un esfuerzo enorme por no estallar en un llanto profundo y melancólico. Metió la llave de la puerta en el cerrojo de la chapa, la giró y entró; se preparó un café, se sentó en la mesa del comedor y observó a través de la ventana que daba contra el mar con una mirada perdida en el horizonte, bebió un sorbo grande de esa bebida que hace que todo se olvide y, en ese momento, el corazón se le derritió, su alma se envejeció y estalló en un llanto doliente, tal vez exagerado, pero que mostraba la profunda tristeza que le dejaba haberlo perdido para siempre.

Él sabía perfectamente que aun la amaba hasta los huesos y que cada célula de su cuerpo pedía a gritos la cercanía de su calor, pero ya no podía hacer nada, estaba decidido a olvidarla y dejar todo en el pasado. Llegó a su apartamento, aquel en el que tantas veces se habían fusionado para ser uno sólo. Cada rincón la recordaba y eso le hacía más daño, se le clavaba en el corazón y en el alma una daga fría como el hielo que lo hacía sentir insignificante, pero él estaba decidido a alejarla de su vida. Sacó su guitarra y cantó la canción que a ella tanto le gustaba y que él le había compuesto, la cantó con tanta tristeza, que la voz se le quebró y el llanto no se hizo esperar. Lloró en silencio, cada lágrima que derramaba era un pedazo de su alma que se le escapaba y allí, entre lágrimas y madera, su vida se convertía en un infierno.

Al terminar la última gota de café, el sabor amargo en su boca hacía que lo recordara. La tristeza se convirtió en odio. Lo odiaba por haber sido tan egoísta con ella. Por no darse cuenta de que ella se estaba entregando sin esperar nada a cambio. Por ser tan hipócrita y creer que la había amado como a más nadie en el mundo. Por ser como era.

Él se puso de pie, miró a través de la ventana que daba hacia el mar y se maldijo a sí mismo. Maldijo su pasado, su vida misma, su amor por ella. Se odiaba y era inevitable. Se había dado cuenta de que ella lo era todo para él, que ella era la mujer más maravillosa del mundo y que en todo el tiempo en que habían estado juntos, nunca se había dado cuenta de ello, mas si se jactaba del profundo amor que él creía que sentía por ella pero que no era más que un simple sentimiento vacuo y sin sentido. En ese momento, entendió el verdadero significado de la palabra AMOR. Se sentó en su escritorio, se tomó la cabeza con las manos y meditó por un momento, un momento que se convirtió en horas, largas horas. Pensaba en ella.

Definitivamente lo odiaba. No quería volver a verlo. Se desnudó y se fue hacia la ducha, quería borrar de su cuerpo cada recuerdo que él le había dejado tatuado. Abrió el agua fría y dejó que ésta corriera por su cuerpo, pero en vez de olvidarlo, lo recordaba con mayor fuerza que antes. Volvió a llorar. Se dio cuenta que, a pesar de todo lo que él le había hecho, la amaba. Quería volver a verlo, volver a sentirlo, volver a besarlo, volver a abrazarlo, volver a acariciarlo. Pero estaba segura que él la odiaba.

Luego de varias semanas de sólo pensar en ella, él no lograba sacarla de su vida, lo perseguía como un fantasma. Quería olvidarla, pero el pasado lo condenaba.

Ella sólo vivía para él. Le escribía cartas que nunca le iba a entregar, le recitaba poemas en silencio, su recuerdo se había convertido en su demonio.

Un día de aquellos en los que uno sabe que debe levantarse porque algo bueno va a suceder, él salió para la oficina. No supo por qué se vistió de una manera tan elegante. Durante varios meses había evitado la ruta que de seguro haría que se encontrara con ella, pero ese día andaba sumergido en pensamientos profundos y no se dio cuenta que cruzó por la esquina aquella donde la había visto por primera vez hacia ya varios años.

Ella debía salir a una importante reunión que exigía total elegancia. Salió más temprano que de costumbre, pero ella nunca supo por qué lo había hecho. Estaba hermosa, más que nunca. Durante varios meses tomó la ruta aquella que la llevó a ver al hombre que le cambiaría su vida para siempre y no perdió la esperanza de volverlo a ver. Recuerda que cuando lo vio por primera vez, él andaba en bicicleta y ella corría por la calle con unos audífonos en los oídos.

Él iba caminando apaciblemente, tranquilo porque sabía que ese día era importante para él. Lo iban a ascender a gerente general de la empresa en la que él trabajaba y quería verse bien.

Ella caminaba coqueta por la calle, aquel día iba a presentar el proyecto más importante de su vida y que haría que todos los problemas de dinero se acabaran para siempre. Extrañamente, una sonrisa se dibujó en su rostro.

Y así la vio él, sonriendo. El corazón casi se le paralizó cuando vio a su ángel que se acercaba con ese caminar que a él tanto lo embrujaba.

Ella no se dio cuenta de que él la observaba sino hasta unos segundos después de haber pasado a su lado y haber olido su perfume, aquel que la derretía cuando lo alcanzaba a palpar a la entrada de su edificio. Se dio vuelta y allí estaba él parado, su caballero de plateada armadura.

Él se acercó y la saludó como aquel primer día. Ella sólo atinó a sonreír tímidamente. Hablaron por un rato y quedaron de verse para almorzar.

Pareciera que todo se hubiera olvidado, él sonreía y estaba perdido cuando le entregaron su oficina. La más grande de todo el edificio, con pecera y todo.

Ella casi pierde el tranvía por andar más lento que de costumbre pensando en aquel gallardo hombre que había visto unos minutos atrás.

Al mediodía, él la recogió. Almorzaron en un restaurante pequeño pero acogedor que quedaba a pocas cuadras de la oficina donde ella trabajaba. La tarde pasó lenta. No tenían nada más que hacer, así que se dedicaron enteramente a hablar y a hablar y a hablar. Parecían dos adolescentes. El amor que sentía el uno por el otro era inmenso, gigantesco, colosal y ellos lo sabían. Ella lloró un rato, él la consoló; él derramó lágrimas amargas y ella se las endulzó. Ella le recitó hermosos poemas de amor, él le cantó su canción preferida, aquella que había compuesto pensando en ella.

La noche llegó. El frío los atrapó en sus brazos y ella tembló. Él se quitó su abrigo y la cubrió, la acompañó a casa y allí, en el mismo umbral de la puerta que años atrás había sido testigo de un beso apasionado, él se despidió. Ella lo abrazó y le dijo que volviera, que no la abandonara de nuevo, que su vida no era vida sin él. Él le tomó la cabeza suavemente, la miró fijamente a los ojos, le dijo que un ángel había bajado del cielo para quedarse en la casa de ella y que ahora lo estaba viendo de frente, que nunca lo iba a dejar ir.

Antes de irse, él le dijo que estaba más hermosa que nunca. Ella le dijo que nunca antes lo había visto tan elegante y que se veía muy bien. Él le tomó la mano y se la besó, ella le tomo el rostro y lo besó.

Cómo Decirte

Cómo decirte que cuando estoy contigo
Siento necesidad de verte un poco más.
Siempre hay una razón para que mi alma
Viaje hasta donde estas para cuidarte.

Cómo decirte que mientras más te conozco,
Siento que me sumerjo en un mundo fantástico.
Tus ojos lograron robarle al cielo
El misterioso brillo de dos estrellas.

Cómo explicarte que ya no me siento solo,
Que siempre estás aquí, siempre junto a mí;
Que tu recuerdo esta donde yo estoy
Y mis días son cada vez mejores.

Cómo explicarte que por primera vez
Hay una mujer que me hace mover el mundo;
Lograste llegar al fondo de mi alma,
La llenaste de recuerdos y de buenos momentos.

Cómo decirte que cada día este sentimiento se hace más grande.
Cómo decirte, cómo explicarte...

Coloreando Estrellas

Magia, alegría y tranquilidad,
Son tres cosas que siento
Cuando tu alma está cerca.

Miro al cielo y te veo,
Veo un millón de estrellas,
Todas ellas tienen el brillo de tus ojos cuando miras.

¿Qué tan cerca puedo estar de ti?
Espero lo suficiente para sentirte,
Para tocarte.

Espero tu llegada, espero tu llamada,
Coloreando estrellas
Para que puedas mirarlas.

Nunca había pensado en sacrificarme,
Sacrificar mi pasado
Para vivir un futuro puro

Sacrificaré mi pasado
Para vivir un futuro puro
Contigo a mi lado,
Conmigo a tu lado.

Cada vez

Cada vez que me miras, siento mi corazón saltar de alegría y mis ojos no se despegan de los tuyos, bellos y profundos, como noche de luna llena.

Cada vez que me hablas, tu voz es música para mis oídos y estos se deleitan con tus notas formando una bella melodía.

Cada vez que veo tu cara, parece que estuviera viendo a un ángel bajado del cielo, y tu sonrisa parece que iluminara mi corazón.

Cada vez... te amo más.

Cada Amanecer te Amare

Cada vez que me levanto,
el primer pensamiento
que llega a mi eres tú.

Porque eres la persona
por la cual la sangre
fluye a través de mis venas.

En las mañanas de soledad,
tú recuerdo me mantiene feliz
y siento el mundo a mis pies.

Eres la mujer que amo
y por la cual daré todo,
tanto, que daría hasta mi vida.

Cada amanecer agradezco
el que tú presencia esté a mi lado
cuando más la necesito.

Después de mucho tiempo
logré encontrar la mujer
que tanto había buscado.

Sólo me resta decir
gracias por ser la mujera la que cada amanecer amaré.

Ángel

¿Quién eres tú que en las noches
Te presentas en mis sueños
Como un ángel bajado del cielo?

Un ángel que me susurra al oído,
Con palabras suaves como el algodón
Y dulces como la miel, el amor
Que siente hacia mí y me pone a volar.

Me abraza con sus alas y siento
Una paz indescriptible, nos amamos
Hasta que caemos rendidos.

Luego de soñarte, me levanto muy feliz;
Salgo a buscarte y no logro encontrarte,
Tu rostro está grabado en mi mente;
Tus caricias las conserva mi alma.

De pronto, como salida de la nada,
Te veo, te reconozco, te recuerdo,Te encuentro y te amo.

Alguna Vez Conocí un Ángel

Alguna vez conocí un ángel. No un era un ángel común, este ángel era terrenal, lo podías ver, tocar y sentir. Al principio sólo podía ver sus letras, su forma de pensar e inclusive podía ver un poco su alma (si, este ángel tiene alma). Luego, comencé a escuchar su voz, pero no era una voz normal, igual a las demás. La voz del ángel era única, era armoniosa, maravillosa, podías oírla y transportarte a otro mundo. Después de un tiempo, este ángel, que ya lo sentía como mío, me concedió el deseo más grande que genio alguno pudo haberme concedido antes: me dio la oportunidad de salir de este mundo terrenal y encontrarme en su mundo celestial. Claro que la verdad fue que él decidió bajar y encontrarse conmigo.

Fue en una noche un tanto oscura pero coronada por una luna preciosa y un juego de estrellas maravilloso, aunque la belleza de mi ángel apagaba cualquier luz que hubiera alrededor. Cuando lo vi por primera vez no podía creerlo, tenía en frente a la criatura más hermosa creada por Dios y aun así se veía tan humana, tan terrenal y tan común. No puedo negar que sentí miedo y nervios, pero al verla a ella, se esfumaron estos sentimientos como cuando el viento se lleva el humo de la hoguera. Fue con un tierno abrazo y un hermoso beso que me di cuenta que podría durar toda la vida junto a ella.

El tiempo pasó y decidimos convertirnos en uno sólo. Nos fusionamos y las horas dejaron de existir, el mundo desapareció y lo controlábamos todo. Fue delicioso sentirla cerca, tan cerca que podía tocar su corazón, sentir el fluir de su sangre y pensar sus pensamientos. Después de ese momento, que duró una eternidad, el día era más brillante y la noche no era tan oscura. Su luna brillaba aunque no hubiera luna y su luz aparecía en el día así no hubiera sol.

La vida con ella era sencilla aunque llena de enseñanzas. Luego de un tiempo ella cambió, ya no veía el ángel que vi al principio. Veía sólo un ser humano que amaba, sentía y se expresaba. Durante muchas noches, coronadas por su luna, pensé si ese ángel había renunciado a su naturaleza divina y, luego de mucho luchar contra mi demonio interno, ella se alejó definitivamente para buscar su propia paz interior, para luchar contra su propio demonio interno. Fue entonces cuando me di cuenta de lo que había sucedido en realidad: le corté sus alas para que no pudiera volar. Cometí el peor error que jamás pude haber cometido y lamenté el haberla dejado ir. Decidí entonces devolverle sus alas y dejarla volar. Al hacerlo, pensé que la perdería para siempre, pero mi alma se llenó de alegría cuando me di cuenta que volaba más cerca de mí que nunca antes. Me di cuenta que no la había perdido sino que había encontrado la forma de seguirla. Ella me devolvió mi felicidad y, además, me regaló un par de alas, me invitó a volar con ella y a convertirme en su ángel. Al principio tuve un poco de miedo, no por ella, sino por el simple hecho de no saber volar. Ella, con su infinita paciencia, me enseñó a hacerlo de la forma majestuosa en que ella lo hacía.

Ahora vuelo, vuelo con ella a lugares hermosos. Siento el viento en mi cara, en mi pelo y en mis manos, pero lo que más siento en este momento es que la amo, la amo infinitamente. No sólo porque ella está conmigo sino porque logré entender que a los ángeles hay que dejarlos libres para que puedan amarte plenamente.