miércoles, 5 de agosto de 2009

Algo Extraño

- ¿Qué es lo que más extrañas de mi? - le preguntó ella apenas lo vio entrar en su casa. Él la miró a los ojos, le tomó sus manos y le dijo suavemente con la voz a punto de quebrársele en un llanto. - ¿Lo que más extraño de ti? extraño tus ojos, tus labios, tu cabello agitado por el viento, la suavidad de tu piel, tu sonrisa, tu risa, esa que era una melodía para mis oídos, tu voz diciéndome “te amo”, la tristeza de dejar de verte y la alegría de volver a estar a tu lado, la tranquilidad que me dabas, saber que cada día que me levantaba tu ibas a estar pensando en mi, sentirme un gigante cuando estaba a tu lado, creer que la vida era más sencilla si tu caminabas junto a mí. Pero, ¿sabes algo? Tal vez no es eso lo que extraño de ti, realmente; lo que en verdad extraño es que, cuando me mirabas a los ojos, me sentía realmente vivo porque veía en tu alma que realmente me amabas. -

En ese momento, se esfumó en el aire como un fantasma, porque sin ella, él ya no era nadie, ya no estaba vivo.

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